La táctica que esgrime nuestro señor Karstark es siempre la misma para nosotros, los arqueros. Ocupar posiciones elevadas en retaguardia para, más tarde, según el progreso de la batalla lanzarnos cuesta abajo a flanquear al enemigo o seguir lanzando proyectiles para debilitarlo.
Las tres unidades de caballería Lannister en su flanco derecho, dispuestas a cargar ante el mínimo error del enemigo. |
En el centro se encuentra Kevan Lannister comandando tropas de piqueros e infantería pesada. En el flanco izquierdo se encuentra Adamn Marbrand con tres unidades de caballería. |
La caballería del león, el flanco derecho, carga contra las tropas Stark. Si el ataque debilita el flanco Stark, la batalla casi estará ganada. Claro que, si sale mal, ocurrirá lo contrario. |
La carga de la caballería ha resultado infructuosa. Se retiran muy debilitados. La unidad de Adamn Marbrand ha quedado diezmada y, ahora, el comandante está solo en el campo de batalla. |
Con el flanco derecho destruido, la línea Lannister se debilita. Los jinetes de Invernalia envuelven a las tropas de Kevan Lannister desordenando la fila de ataque. El ejército del León se debilita, los hombres corren en retirada ante el empuje de nuestras feroces tropas.
Nótese como Adamn Marbrand ya no está en el tablero de juego. Además los jinetes de invernalia han sobrepasado por el flanco izquierdo Lannister la línea de defensa enemiga. |
Finaliza la Batalla. Los hombres levantan los brazos, levantan las armas y cierran los ojos. Los hombres gritan con furia, gritan el miedo de la Batalla, la rabia y la impotencia de haber visto caer a los compañeros. Los hombres gritan hasta caer arrodillados, hasta llevarse las manos a la cara, hasta gemir de pura fatiga. Los hombres, con los rostros y los cuerpos arañados, ensangrentados, sucios de barro, empapados de sudor, con los ropajes hechos jirones, levantan a los heridos, rematan a los caballos que fueron heridos en la batalla y se reagrupan. Tras las colinas acamparemos y descansaremos hasta el día de mañana. Al otro lado de las montañas mi memoria se nutre de miedo, de la podredumbre que acompaña a la muerte.
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